Cestas de alimentos y electrodomésticos para víctimas de minas antipersonas
Noticia publicada en el periódico LEVANTE El Mercantil Valenciano
Más de 100 familias se han beneficiado del proyecto “Salut i cistelles” que ha enviado electrodomésticos y cestas de alimentos básicos a la población saharaui, especialmente a la afectada por alguna explosión de alguna de las miles minas antipersonas. Este mes de octubre ha culminado la ejecución de la tercera fase de esta iniciativa impulsada por la ONG Sàhara Lliure junto al Ayuntamiento de Llíria y la asociación Asavim (víctimas de minas) que actúa sobre el terreno. Este proyecto se ha desarrollado en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf.
“Salut i cistelles” pretende mejorar las condiciones de vida de la población saharaui que ha sido afectada por la explosión de alguna de los millones de minas antipersonas que hay sembradas a lo largo del muro de 2.750 km y que recorre de arriba a abajo el Sáhara Occidental. Este muro, levantado por Marruecos, ha separado a muchas familias y ha mutilado a más 1.000 personas saharauis, matando también a otras.
Las minas llegan a la población nómada que se mueve por las zonas liberadas, la parte interior del Sáhara Occidental, pues el paso del tiempo, el viento y la lluvia, las desplaza. La intervención asociada al proyecto ha consistido en primer lugar en la compra de cestas nutritivas, con productos frescos que complementa la canasta básica de alimentos que entrega la Media Luna Roja Saharaui. En segundo lugar, se ha materializado con la entrega de electrodomésticos, como frigoríficos, cocinas, lavadoras, ollas y ventiladores. De esta forma se ha alcanzado a beneficiar a más de 100 núcleos familiares.
Además, se ha aportado al centro Mártir Cherif donde se atiende a este colectivo que en los últimos años se ha visibilizado e integrado en la sociedad, gracias a la sensibilización que realiza la asociación saharaui del terreno Asavim. Por último, desde las tres entidades impulsoras recuerdan que el Sáhara occidental permanece ocupado desde 1975, lo que desembocó en el exilio de muchas personas hacia un desierto provisional en el que después de 50 años, se sigue relegando a la población a un futuro incierto.
Quienes quedaron en el Sahara Occidental, dicen las asociaciones, “se enfrentan a diario a la violencia extrema de la policía marroquí, quien asedia y tortura a los propios saharauis”. En nombre del pueblo saharaui, Asavim y la ONG Sàhara Lliure, expresan “nuestro más sincero agradecimiento a todas las personas que han hecho posible este proyecto” y esperan seguir colaborando en el futuro.